El REFERENTE QUE ILUSTRA MI CONVICCION DEL CONTINENTE AMERICANO COMO EL DEL FUTURO: Niño geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo obra de 1943 de Salvador Dali

En la obra de Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech,​ marqués de Dalí de Púbol (Figueras, 11 de mayo de 1904-ibídem, 23 de enero de 1989) el huevo es un tema común. Al principio de su carrera, los huevos simbolizaban comúnmente la esperanza y el amor. Sin embargo, Child Watching the Birth of the New Man y otras obras posteriores imitan al huevo como símbolo cristiano de pureza y perfección.  Dalí usa la "yema" amarilla del huevo para mapear el mundo en el huevo. 

El hombre que emerge del huevo es el "Hombre nuevo" al que se hace referencia en el título, y el " Niño geopolítico " se puede ver agachado en la esquina inferior derecha. Dali establece una semejanza con la obra de Hermann Hesse, premio Nobel de Literatura llamada "Demian".Observamos que el autor utiliza colores cálidos para aportar viveza a sus figuras, además de, generar un juego de luces y sombras en la composición, para aportar más naturalidad a la obra. Además de esto, las formas de los elementos de la composición están bien trabajados, solamente que Salvador Dalí trata de plasmar ese surrealismo que tanto le caracteriza en los actos realizados, en este aso, por la persona que se encuentra dentro del huevo, simbolizado como el mundo. Estamos ante la representación del nacimiento de una persona, del alma, donde ha de sufrir para romper con el cascaron del mundo (véase la sangre saliendo del huevo). Observamos también que este nacimiento se encuentra protegido, ya que debajo del huevo nos encontramos con una especie de manta, que trata de cuidar o salvar dicho acto, además de, el niño geopolítico observando este nacimiento, donde se puede entender como que está totalmente convencido de que se ha de sufrir para romper el huevo, por experiencia. Por último, quería destacar que en esta obra, a pesar de que a Salvador Dalí se le considere un pintor surrealista, desde mi punto de vista, hay mucho realismo dentro de su surrealismo, ya no solo por el significado que transmite a todas las personas con su obra, siendo así como una especie de renacimiento, sino por como cuida las formas, a pesar de que nuestro autor, termine deformándolas. Es más, el paisaje de fondo, las nubes, el cielo, forman parte de ese toque realista de la obra.

EL HOMBRE NUEVO emerge del huevo donde debería estar América del Norte , rompiendo el poder creciente de los EE. UU. Y apoyando su mano en Europa para apoyar su surgimiento.  América del Sur y África se han ampliado en relación con Europa, lo que transmite la creciente importancia del llamado " tercer mundo " en el surgimiento de la NUEVA RAZA; DE LA NUEVA HUMANIDAD. 

El paño cubierto representa la placenta. 

La figura andrógina (EL NUEVO HOMBRE ACUARIANO ES ANDROGINO) a la que se aferra el niño Geopoliticus apunta al Hombre Nuevo, mostrándole al niño el "nuevo período histórico que representará". En ocasiones anteriores, el huevo había sido el principal objeto de atención de los cuadros de Salvador Dalí. Uno de los más antiguos y espectaculares es el huevo-semilla-cebolla que sostiene una enorme mano en Las metamorfosis de Narciso, de 1937.Si en esa ocasión, el huevo servía como introducción al recurso de la imagen doble, una de las nuevas posibilidades que ofrecía su método "paranoico-crítico", en el lienzo que contemplamos no sucede así. El huevo no se transforma en nada; es el lugar donde se produce el nacimiento de un ser humano. Su apariencia blanda, más que viscosa, contrasta con la naturaleza líquida del mapa de la tierra que está representado en la superficie. Por encima de tan curiosa escena de alumbramiento (no olvidemos que para ciertas culturas el huevo es el símbolo del alma) una gran sábana actúa como protección, que no sólo ofrece sombra sino seguridad. La posición que ocupa en lo alto y el huevo nos remiten de inmediato a una de las obras más enigmáticas de la historia de la pintura: la Sacra Conversación del italiano Piero della Francesca, más conocida popularmente como la Madonna del huevo. Tan peculiar escena tiene lugar en un vasto paisaje, de grandes horizontes y en el que los escasos elementos naturales que se reúnen (colinas, montañas) están realizados con la ya habitual técnica de Dalí, prodigiosa en el dibujo. El recuerdo de los pintores clásicos y su admiración, en especial, por aquéllos que habían dominado el dibujo (Rafael e Ingres) no le abandonaría nunca. Ya en noviembre de 1925 había ilustrado el catálogo de su primera exposición individual en las barcelonesas Galerías Dalmau con tres aforismos del pintor francés, en los que se defendía el valor del dibujo como expresión de la esencia de la realidad.

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