
La presencia de la poderosa empresa de los rones venezolanos en estos momentos de empresarios vinculados al castrocomunismochavismomadurismo nos lleva a ver la linea de tiempo de estos empresarios por el protagonismo de Alberto Vollmer de Marcellus, de sangre patricia, del Opus Dei, dueño de la empresa Ron Santa Teresa, C.A y de la Central El Palmar, S.A, dedicadas a la preparación de bebidas alcohólicas y azúcar, respectivamente. La agencia internacional AFP lo calificó como “la oveja roja de la oligarquía venezolana”, debido a su estrecho vínculo con el gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías, el cual ha mantenido durante el mandato de Nicolás Maduro.Hablar de la familia #Vollmer es remontarse a las #Venezuela colonial, cuando el alemán Gustav Julius Vollmer Bösenber arribó al país para comenzar a forjar una vida de éxitos que ha pasado de generación en generación. Hoy en día esta familia venezolana, con sangre europea y parientes del Libertador Simón Bolívar y Jose Felix Ribas, lleva en sus genes el éxito empresarial, ofreciéndole a su gente productos y servicios de la más alta calidad, aunque disímiles unos con otros, como lo son #RonSantaTeresa y #BancoMercantil. El apellido Vollmer ha sido, a lo largo de la historia, un ícono empresarial de Venezuela. Desde hace más de 100 años han sabido hacer y mantener cada uno de sus #negocios, venciendo cualquier adversidad con buen tino y manteniendo su compromiso de brindarle al país solidez, confianza y progreso. Sin lugar a dudas, su apuesta continúa estando en Venezuela.
La historia inicia cuando llega a Venezuela en 1826 un joven comerciante alemán, originario de Hamburgo llamado Gustav Julius Vollmer, que luego de establecerse en La Guaira se traslada a Caracas. Contrae matrimonio en 1830 con Panchita Ribas y Palacios, prima hermana del Libertador y sobrina del General en Jefe José Felix Ribas, Vencedor de los Tiranos en La Victoria. El joven Vollmer pronto cambia sus actividades comerciales por las de vocación agrícola dedicándose al rescate de las semi-abandonadas tierras aragüeñas heredadas por su mujer. De ahí nace un profundo apego a la tierra venezolana, al trabajo abnegado y difícil que por generaciones ha caracterizado a su descendencia.Fue el hijo menor de este matrimonio, Gustavo Vollmer Ribas nacido en 1847- quien compró en 1885 la Hacienda Santa Teresa, la cual había pasado por varios dueños desde los Tovar. Gustavo Vollmer Ribas se instaló allí con su familia para modernizar las tierras.Fue un gran organizador, sumamente meticuloso Trajo justo antes de la Primera Guerra Mundial, el primer camión a Venezuela, y lo puso a recolectar caña en Santa Teresa durante la zafra a la par con las yuntas de buey. Introdujo nuevas variedades de caña con mejor rendimiento en azúcar; mandó a hacer levantamientos detallados de las áreas cultivadas, incluyendo en este proceso a sus hijos bajo la tutela de Alfredo Jahn. 1893 fue un año especial para Santa Teresa. El 8 de octubre llegó por primera vez el ferrocarril a La Estación El Consejo. Era el Gran Ferrocarril de Venezuela que cubría la ruta de Caracas a Valencia y que luego de atravesar 65 túneles, 29 puentes y 47 viaductos hizo su primera parada en El Consejo.
VENEZUELA NO ES PARA CARDIOPATAS O PARA PERSONAS SIN AMPLITUD MENTA. Es apasionante ver las variables de la condición humana cuando nada esta oculto y vivimos finales de un ciclo segun unos paradigmas ya vencidos, lo reiterativo es como todos asocian este momento a la oscuridad, a Ciudad Gotica y a Batman, por tanto Rafael Lacava otro adinerado, chavistamadurista que gobierna Carabobo pero mala conducta no como los VOLLMER DE MARCELLUS, esta montado en un marketing millonario, sobre el referente vampirico de Dracula, igual que quienes ven a Alberto Vollmer, el Bruce Wayne venezolano ¿Quién es Alberto Vollmer? Además de ser heredero de sangres patricias, es el director de la Hacienda Santa Teresa, donde se destilan conocidos rones. Después de dos horas de conversación y de pasar una tarde en sus dominios en el estado Aragua, viéndolo interactuar con jugadores novatos de rugby, profesionales y convictos, la respuesta queda a medias. Aquí el perfil de un empresario que ha sabido negociar con el bien y el mal Jovan Pulgarín EL ESTIMULO 22 de marzo de 2017 07:15 am Descendiente del alemán Gustav Julius Vollmer y Francisca Ribas y Palacios, prima del Libertador Simón Bolívar, este catire de risa fácil y espíritu bonachón posee simpatía y un carisma parecido al de Hugo Chávez, el que lo llevó al poder. Es decir, conecta con la gente. Sabe cómo ganársela. De hecho, rápidamente interrumpe al periodista para saludar a un joven que estuvo preso. —¿Tienes trabajo? —pregunta Vollmer. —No, llevo dos meses desempleado. Entonces le da un nombre y una dirección para que consiga un empleo. Incluso antes de que la grabadora registrara sus primeras palabras, ya le había preguntado a la fotógrafa si hacía yoga. “Se te nota en el cuerpo”, dice. Es un hombre hecho para las relaciones públicas. Durante la investigación previa, se encuentra mucho material sobre sus logros. Está en una selecta lista como “Líder Global Latinoamericano”, es reconocido mundialmente por el Proyecto Alcatraz, un emprendimiento que busca generar el espíritu solidario del rugby en la población penal y también por implicarse socialmente en la mejora del entorno que rodea a la Hacienda Santa Teresa. Sin embargo, no hay ni pistas sobre cómo fue su niñez. Así que empezamos por allí. “Mi infancia fue hiperprivilegiada”, recuerda. “Influenciada por ambos padres. Por mi madre —Christine de Marcellus—, crecí con historias como la de Los Caballeros de la Mesa redonda; Ricardo Corazón de León y Robin Hood, más que las de héroes griegos. A mis padres no les gustaba los sistemas de educación establecidos. Entré a un colegio a los siete años, nunca antes había visto uno. Eso fue en Estados Unidos. Pero el gran aprendizaje fue haber contado con un hermano menor muy particular, Leopoldo”. Leopoldo nació vegetal. “Con un retraso mental super severo. Los médicos dijeron que no iba a durar cuatro años. Él nació sin poder ver, sin poder ser amamantado, sin poder sentir. Es decir, si lo quemabas con un cigarro, no sentía. No sabía bien respirar; le daban unos paros respiratorios a cada rato y era totalmente flácido”. Al principio la experiencia los superaba, pero su progenitora encontró en un libro la fortaleza para hacer frente a la situación. “Ella me contó que se leyó un libro llamado Viven, sobre los jugadores de rugby que sobrevivieron en Los Andes. Y dijo que, si ellos habían logrado superar eso, ella también lo lograría”. En Filadelfia, después de tropezar en miles de clínicas, se encontraron con un doctor que tenía una mirada diferente para trabajar con el hermano menor. “Le dieron a mi papá un programa muy exigente de estimulación, 12 horas al día y siete veces a la semana. Había que enseñarle a respirar; luego tenías un ejercicio para la vista y así. Un día estábamos en la terapia de estimulación visual, que constaba de prenderle diferentes bombillos en un cuarto oscuro para dilatarle la pupila, cuando de repente reaccionó. Pegamos un grito y llamamos a mi mamá. Él brincaba. Nos dimos cuenta de que una persona estaba viva allá adentro”. Por su condición física, a Leopoldo lo bañaban con esponjas y cepillo de metal. “Llegó un momento que sangraba”, recuerda Alberto, que lo acompañó hasta 1988, cuando Leopoldo murió, a la edad de 14 años. Él, con 20, tuvo que administrar esa tristeza. “Fue una experiencia única, un privilegio. Crecimos en el proceso y tuvimos que echarle pichón. Su crecimiento fue tal que se hizo muy sensible a la luz y al tacto. Aprendió a comunicarse y tenía sentido del humor. Era una persona muy sociable”. Leopoldo no solo influyó directamente en la familia, sino también indirectamente en el destino de su hermano mayor. “Por él nos tuvimos que ir a Estados Unidos. Mi papá —Alberto J. Vollmer— se quedó en Venezuela y nosotros nos establecimos en Florida. Estudiar en inglés es una cosa que agradezco mucho y también que cambié de colegio muchísimo —eso te enseña adaptación. Obligatoriamente tienes que adaptarte a un nuevo grupo, a un nuevo idioma y a una nueva filosofía. Tú me tiras ahorita en Arabia Saudita y a los tres días estoy adaptado. No hablo el idioma pero me adapto. Después de eso regresé a Venezuela”. En el país, Vollmer continuó con su enseñanza a lo Bruce Wayne, el hombre detrás de la máscara de Batman: “Había una especie de… no profesores particulares, sino digamos unos señores muy eruditos que nos venían a dar clase de historia, de literatura, de matemáticas. Eran ingenieros de verdad o profesores de filosofía. Era una cosa muy rara y criticaron mucho a mi mamá porque no nos daba una educación formal. Después yo quería estar en una academia militar y entré a la Valley Forge Military Academy, cerca de Filadelfia. Estuve allí por dos años. Había militares activos que habían peleado en una gran cantidad de guerras, en Vietnam y en la Segunda Guerra Mundial. Allí fue otro aprendizaje, y de nuevo volví Venezuela, tendría unos 14 o 15 años. Terminaría mi bachillerato en el colegio Francia”. El espíritu altruista Es sábado y es el segundo día del Santa Teresa 7, un evento organizado por la Fundación Santa Teresa y Hacienda Santa Teresa para recaudar fondos para los programas sociales destinados a prevenir y erradicar la delincuencia y la violencia entre los niños y jóvenes del municipio Revenga, estado Aragua, como Proyecto Alcatraz, Rugby Santa Teresa y Proyecto Casas Blancas. Oscarcito, Caramelos de Cianuro, Desorden Público, José Rafael Guzmán, Tomates Fritos y Laura Guevara cierran la fiesta. Fotógrafos y periodistas de diferentes partes del mundo están cubriendo la iniciativa que ha sido estudiada en Harvard y otras universidades de España y Latinoamérica. El diario El Tiempo de Bogotá aseguró que, como presidente, Álvaro Uribe le consultó a Vollmer algunas iniciativas para incorporar a la vida civil a los combatientes. “Por estas fechas es una locura. Alberto se para muy temprano, visita comunidades, habla con las personas y termina el día compartiendo con los deportistas. Atiende a muchos medios de comunicación y a personal de diferentes embajadas que no conocen la hacienda. No se cansa. A nosotros nos toca redoblarnos”, dice una muchacha que ha trabajado en el departamento de prensa. Y lo vivimos en carne propia. Representantes de Colombia, exdetenidos, jugadores y hasta sus hijos —María Antonia y Alberto— se cuelan en la entrevista. Todos quieren una foto con él. Cuando termina de posar, debemos recordarle que su relato había finalizado con la llegada de la adultez, ese momento en el que debes escoger una profesión. “Al regresar a Venezuela trabajé como un año y medio en una compañía de aluminio que se llamaba Alienaciones Ligeras. El jefe de ingeniería necesitaba un asistente, pero sucedió que en la compañía nadie hablaba inglés, una cosa rarísima. Como yo sí sabía, el presidente de la empresa, Samir Ibrahím, me pidió que fuera su asistente y estaba como muy metido en negociaciones de alto nivel. Pero el jefe de ingeniería me convence para que estudie ingeniería y ahí termino inscribiéndome en la Universidad Metropolitana”. Lo que sucedió posteriormente fue una serie de eventos que le llevaron desde su casa de estudios a Carapita, donde estuvo colaborando con la comunidad para mantener una biblioteca y crear un taller que debía servir de piloto para que los más necesitados pudieran elaborar sus casas con materiales alternativos, mucho más resistentes y baratos. Esa experiencia llamó la atención de Carlos Ocariz, ingeniero civil de la misma universidad, que creó la Fundación de Desarrollo Social del Estado Miranda a mediados de los 90 y quien lo termina reclutando. “A Alberto y su familia le tengo mucho cariño. Estudiamos juntos y lo considero una buena persona y muy venezolano”, cuenta Ocariz, hoy alcalde del Municipio Sucre. “El tiempo y las ocupaciones nos han distanciado, pero no hay más que eso”, concluye. “Llegamos a hacer algunas cosas chéveres, pero quedé picado”, recuerda Vollmer, quien también lamenta el distanciamiento con su colega. “Creo que llegamos a entregar dos urbanizaciones, salimos en el programa de Marieta Santana en Radio Caracas Televisión (RCTV) y en El Universal. Sin embargo, sentí que no había logrado nada. Tenía como una pena ajena. Con los años aprendí que todo era una formación para algo que vendría después, porque hasta enfermero en el periférico de Catia fui por espacio de casi nueve meses”. En ese momento detenemos su inspirador discurso para tratar de entender cómo funciona el cerebro de Alberto Vollmer. Ayúdeme a comprender cómo se despierta el chip de alguien que no se queda quieto y tiene una urgente necesidad de ayudar a la gente. —No me habían preguntado eso y vamos a ver si puedo responderte. Cuando mi papá me pide que entre a la compañía, quedó todo este tema social pendiente. Yo sentí como que no cerré un ciclo. Porque, además, a Carapita lo dejé igualito. Vengo a Santa Teresa y también quedé en deuda con Ocariz. Entro a la empresa de mi familia, comienzo en el área de manufactura, luego en la de exportaciones y después aparece el fantasma de la quiebra. Había una multinacional que nos quería comprar. Termino poniéndome las botas para hacerme responsable con mi hermano, sin tener el conocimiento ni las calificaciones que se necesitaban para la reestructuración. Cuando eso pasa, tengo un sueño y lo fui relacionando con lo que sucedía. Lo escribí todo antes que reventaran las cosas, fue, digamos, como premonitor. El sueño era que estaba saliendo de la Hacienda Santa Teresa en un carro. Cuando llegamos al portón, la entrada estaba inundada. Digo: “Cónchale, aquí no va a pasar nadie”. Pero luego me fijo que el carro tenía forma de bote y de repente empieza a flotar y ya cuando damos la curva de la salida de la hacienda, me encuentro con un río, el Maniapure, que conozco muy bien. Queda entre Bolívar y Amazonas. Mi reacción en el sueño fue como “este es mi terreno, lo conozco bien”. Y entonces vamos en el bote y de repente sale un mono de esos japoneses —Macacos de las Nieves— que parecen gente y se me queda mirando. Y de su pelaje sale una araña gigante, que se le para en la cara. Por una de esas historias que me habrá contado mi mamá de chamo, siempre le he tenido cariño a las arañas. Y le digo al mono “¡no la mates!”, porque para mí la araña es suerte. En la cultura China, yo estuve allí en 1987, el ocho es un número de la suerte y la araña tiene ocho patas. Así que le digo al mono “no la mates” y la araña se vuelve a esconder en el pelaje y el mono se monta en una gramita y hay un corderito que está acostado y el mono empieza a acariciarlo y a silbar. Como esto sucedió antes de enfrentar el problema de la empresa, me dije: tal vez el río es el problema en el que estamos, el carro-bote es la compañía, donde me siento muy cómodo, y yo soy el mono, que además va a tener suerte. Lo que me generó intriga era el cordero y la gramita verde. Estamos hablando de febrero de 1999, Hugo Chávez ganó en diciembre (del 98). Yo me quedo pensando y como al mes, mes y medio digo «será que ese tema social me vuelve a visitar». Entonces me viene la idea del Cordero de Dios, lo interpreté como un signo religioso. Así que pensé que debía estar atento, porque venía por ahí. Un año después de eso, fue la invasión de Camino Real. La invasión a Camino Real pasó a la historia como un intento de ocupación ilegal de tierras que pertenecía a la familia Vollmer y que derivó en un proyecto urbanístico, en el que terminaron trabajando juntos los invasores, la Gobernación de Aragua y la propia empresa. Por medio de la Ley de Política Habitacional, las personas obtuvieron las casas que querían por la fuerza. —Yo traté de repeler esa acción, de manera tradicional. Cuando vi que no había forma legal para solucionar, dije “este es el cordero”, vamos a echarle pichón, vamos a entrompar esto como lo hice en La Lagunita, en Filas de Mariche, donde tuve una situación parecida en el año 1995, trabajando con Ocariz. Resulta que un grupo muy violento había invadido un terreno grande. El Estado había enviado a policías y Guardias Nacionales. Como habían disparado y había enfrentamientos, nadie de la Gobernación quería ir. Yo dije que iba. Me llevé una cámara y cuando me ven, llega una turba enardecida con palos y empiezo a tomarles fotos. Me preguntan entonces que de dónde vengo y les digo que de El Universal. Me llevan con ellos y me preguntan si sé cuándo viene la Gobernación. Les explico que no, pero que había escuchado que estaban preparando una presentación y les pregunto si hay algún espacio para algo así. Me dicen que sí, que tienen un auditorio. “Perfecto, les diré a las autoridades para que se encuentren en tal parte”, comento. Al día siguiente voy al galpón. Extrañados preguntan por el personal de la Gobernación y los calmo diciéndoles que les iba a mostrar las fotos que había tomado. Tras enseñarles varias, les digo “miren señores, yo soy la persona de la Gobernación”. Se echaron a reír. A partir de allí trabajamos en alianza y pudimos canalizar la situación. Esa experiencia me ayudó a trabajar la invasión de la hacienda. La larga explicación da pie para hablar sobre las expropiaciones en Venezuela. Usted ha podido aguantar porque tal vez su negocio es más extenso, pero muchas personas han quebrado o lo han perdido todo por este tipo de situaciones. Con lo que usted ha hecho pareciera que estuviera aprobando una práctica que ha sido nociva para el país. —En el caso nuestro nos quitaron casi un tercio de la hacienda. Digamos que fue confiscada porque no fue un proceso de expropiación. Por supuesto que no estoy de acuerdo con que eso sea así, ¿por qué? Porque la gran mayoría de los casos no han sido exitosos. Eran espacios productivos, que generaban empleo y lamentablemente después de la expropiación ni están generando empleo ni bienes ni servicios. Al final cuando no hay una filosofía de trabajo, cuando no hay una filosofía de inversión a largo plazo y que le duela a la gente que esté allí, eso va a fracasar. Hay una gran cantidad de empresas del Estado que no funcionan bien. Creo muchísimo en el tema del compromiso, que seas copropietario. Porque cuando eres propietario cuidas más las cosas. Que la gente en los barrios no tenga la propiedad de su terreno, me parece un error. Cuando tienes un documento de propiedad puedes hacer mejoras, vender y mil cosas que generan valor. De tal forma que éticamente estoy en desacuerdo con las invasiones, con las confiscaciones y con las expropiaciones. ¿Le molesta que le digan “empresario chavista”, porque ha asistido a las reuniones que el Gobierno ha pautado? —No, no me molesta para nada. No me quita ni me da. Cuando me han preguntado sobre qué hago en el municipio Revenga, digo que “explotando la polarización”. ¿Estamos o no estamos polarizados? Esta discusión la he tenido con el gobierno y con la gente de la oposición. “Sí”, me responden casi siempre. Entonces eso quiere decir que tenemos a la mayoría de la gente en uno de los dos extremos. Eso significa que todo lo que esté entre los dos extremos de terreno baldío. Entonces explotar la polarización es construir un territorio neutral que te da unas oportunidades extraordinarias para conocer gente, construir cosas. En el caso nuestro, en Revenga, comenzamos a hacer eso con los Consejos Comunales. Inmediatamente llegó el Gobierno local y regional y les dijimos que se sumaran. Nosotros de hecho tenemos el modelo PPP —Pueblo, Público y Privado. ¿Por qué sigue en Venezuela? —Uno es responsable de lo que le sucede al país, para bien o para mal. Uno siente que está en deuda con José Félix Ribas, con Bolívar y con todos esos personajes que de alguna manera fundaron la patria y con las generaciones futuras. Entonces uno se pregunta en qué espacio trabajan esas deudas. Y la respuesta, en mi caso, es aquí en el Municipio Revenga. Además, tenemos la oportunidad de prender ese bombillito en las cárceles y esperamos que eso se contagie y ya veremos si una cosa va llevando a la otra. Recuerdo que una vez mi papá me dijo: “Tráete a Leopoldo que está arriba”. Yo le contesté que Leopoldo era muy pesado. Ahí me replicaron: “Ese es hermano tuyo”. Así que en la manera que me criaron me explicaron que entre más privilegios más responsabilidades. Una última, usted como empresario ha estado en las mesas de trabajo con Hugo Chávez y con Nicolás Maduro, ¿cuáles son las grandes diferencias entre uno y otro? —Creo que Chávez era un gran comunicador. Maduro tiende a ser más negociador. Chávez era muy perseverante y tenía una visión muy formada en su cabeza de las cosas. Maduro es una persona más negociadora, que busca conciliar algunas cosas más de las que se le atribuyen. No le ha tocado fácil, porque tuvo que asumir la misión de otro y donde estaban las cosas en ese momento Completa el cuadro su señora madre Un ejemplo de mujer luchadora que trabaja a favor de la vida y la familia, una mujer de presencia refinada y educación exquisita, dedicada quizás a una de las tareas más duras en la sociedad contemporánea: la defensa de la vida. Su misión es de capital importancia; se trata de garantizar la posibilidad de vivir de los mas indefensos – los no nacidos y los minusválidos-. Christine de Vollmer es un necesario paradigma; si nuestra sociedad atenta contra el derecho a vivir, ella apuesta a sistema moral y ético, humano y educativo, en el cual el norte sea darle importancia a la vida de todos. Ella aboga por la igualdad de los derechos y por la igualdad de oportunidades entre los seres humanos. 25 de marzo, 2007 - 00h00 Su séptimo hijo nació sordo y ciego, pero ella desarrolló una terapia que hizo que tuviera una vida más “normal”, dentro de las posibilidades, aunque debía dedicarle entre diez y doce horas diarias durante meses. Le tenía terror a la anestesia ya que su hermana había sufrido complicaciones con un embarazo por culpa de una mal aplicada. Tanto era su temor que decidió tener a sus siete hijos sin recibir el medicamento. Todos los embarazos habían ido bien. A ella “nunca” le pasaría lo que a su hermana, quien había tenido un niño con problemas de salud. “Pero Dios para quitarme esos miedos, en su infinita generosidad, me regaló un hijo precioso, pero dañado”, comenta Christine de Vollmer con la alegría propia de una mujer -que dice- trata de llevar una vida de constante obediencia a los designios de Dios. Efectivamente, con el séptimo embarazo tuvo inconvenientes: Leopoldo nació sordo, ciego y sin la capacidad de poder alimentarse. Para Christine este fue un regalo de Dios ya que le permitió aprender muchas cosas de las que antes nunca se había preocupado ni conocido. En lugar de desanimarse o de echarle la culpa a Dios, le dedicaba entre 10 y 12 horas diarias a su hijo para estimular su cerebro a través de los sentidos, llegando sin querer a desarrollar una terapia. A los quince días de nacido, gracias a esta terapia, Leopoldo empezó a oír y a crecer una pulgada al mes durante los primeros siete meses. A los 2 años, el niño comenzó a ver, empezando por un reflejo de pupila, luego siguiendo objetos. Christine aún continúa difundiendo su terapia, a pesar de que su hijo Leopoldo falleció a los 14 años. Hija de un ex militar francés y de madre inglesa, Christine nació en California, Estados Unidos, desde temprana edad empezó a desarrollar en ella un sentido de solidaridad con los problemas que veía en el mundo y en especial los de Latinoamérica. En 1961 se casó con Alberto J. Vollmer y viajó a Venezuela, donde reside con su familia desde esa época. Con su esposo comenzaron a trabajar e investigar sobre personas que estaban a favor de la vida y desde siempre pusieron a Dios en un lugar preponderante dentro de su matrimonio. Participo como expositora en el I Congreso Pro Vida y Familia que se realizo en Ecuador, donde disertó sobre la globalización y su impacto en la familia. Ella cree firmemente que se debe luchar contra quienes quieren destruir la vida y dañar los lazos entre las personas. “Las familias están sufriendo porque los padres se ausentan de los hogares. Las pandillas, los crímenes, la drogadicción, los embarazos precoces son causados en el 80 o 90% por la ausencia del padre en el hogar”, reflexiona Christine. Piensa que la lucha no está perdida, pero que debemos dudar consistentemente de los mensajes que nos llegan de todos lados: erotismo, consumismo, masificación, producto de grandes intereses económicos y que sin darnos cuenta nos seducen y allí empezamos a “caminar por el lado equivocado”. A su juicio, es dentro del ámbito familiar donde los padres deben tratar de proteger siempre a sus hijos para que estén libres de esas presiones externas y no sean seguidores de masas solamente, sino que actúen con criterio y libertad propia. Bajo ningún concepto está justificado el aborto. Cree que cuando lo justificamos, como en los casos de violación, de peligro en la vida de la madre, etc, estamos cometiendo una injusticia con seres indefensos. Christine es dueña de una de las fábricas de ron más grandes de Venezuela. Actualmente es considerada una de las dirigentes Pro Familia más importantes e influyentes del mundo. Perfil CHRISTINE DE VOLLMER EDAD 67 años. CARGOS Fundadora y presidenta de la Asociación para la Vida Humana de Venezuela y de la Alianza Latinoamericana para la Familia (Alafa). Miembro del Pontificio Consejo para la Familia y miembro fundador de la Pontificia Academia para la Vida. Miembro de la delegación de la Santa Sede en las Naciones Unidas (1990-1995). Creadora del método “Leopoldo” para el tratamiento de niños. FAMILIA Casada con Alberto J. Vollmer desde 1961. Tiene 7 hijos y 18 nietos. En Por amor a la vida Christine de Vollmer escribió:»… siento un profundo agradecimiento ir los minusválidos de este mundo. Porque ellos traen a nuestra sociedad ajetreada, egoísta, materialista y acelerada, su carácter indefenso e inocente, su paciencia y su paz, dándonos la oportunidad de ser generosos…». De Vollmer considera a los minusválidos como «un tesoro.En vida, su hijo Leopoldo Vollmer recibió de la Madre Teresa de Calcuta el título de Profesor del amor; en uno de los viajes que la religiosa hiciera a Venezuela dijo: «nunca vayan a pensar que él es un niño inútil, él es el profesor del amor». Esa visión compasiva de la humanidad, quizás la más adecuada para comprenderla y ayudarla, ha marcado la ruta a seguir en el camino de una mujer llamada Christine de Vollmer.- May 5, 2020 5 min read Entrevista de Christine de Marcellus Vollmer Updated: May 13, 2020 Eileen Quinn Knight, PhD 2 de mayo, 2020 Dr. Knight : Ser Presidente de ALAFA, que representa para usted? Christine: ALAFA es un brazo internacional de PROVIVE, que es una asociación venezolana fundada en 1981 para la defensa de la vida humana y la dignidad de cada ser humana. Nuestro trabajo se hizo internacional por la demanda creciente para la educación del carácter y de los valores y el éxito de nuestro programa Aprendiendo a Querer, que sigue creciendo. Nuestro equipo, aunque no muy grande, se ha internacionalizado y está reconocido ahora también en Africa y en Europa. Dr. Knight: Nuestra iglesia sigue trabajando para la familia, la Iglesia Domestica. ¿Es esta parte de la misión de vuestra organización? Christine:!Si! Definitivamente si, a través de los niños y adolescentes. La familia es el núcleo de toda sociedad, y la disolución de la familia es algo creciente y muy peligrosa. Está causando un alejamiento de la Fe, y muchas tragedias personales también. En 1985 nuestra asociación hizo una sesión de Planificación Estratégica, por el método de Stanford Research Institute que arrojo como conclusión que lo mas importante para nosotros era de corregir la dirección anti-familia además de anti-vida que se estaba llevando a la juventud por medio de lo que llaman “Educación Sexual” a través de las escuelas y colegios. Entonces invertimos 15 años de investigación y desarrollo para producir un currículo, desde Prescolar hasta el Bacherillato en formación e integración de la persona, en uso en muchos planteles desde el año 2000. Este programa, que se llama Aprendiendo a Querer, es un curso fundado sobre solidas bases antropológicos, de educación en virtudes y de formación del carácter y que requiere un periodo por semana durante todo el año escolar. Se presenta como una historia ágil y cautivante de un grupo de niños, muy variados, que van creciendo año a año, encontrando las situaciones existenciales universales, y las opciones que estas ofrecen. Nuestro método pedagógico es la Pedagogía de la Integración de la Persona Humana (PIHP). Dr. Knight: ¿Cuales aspectos de su trabajo la llevó a hacer este trabajo? Christine: Nuestras experiencias en el trabajo provida nos llevo a ver los problemas detrás del sexo irresponsable, los embarazos precoces, el declive del matrimonio y del compromiso, y la deriva general hacia vidas confundidas. Al mismo tiempo, el contacto con muchísimos niños y adolescentes, incluso de situaciones sumamente caóticas y deprimidas, nos mostró como es de fácil ayudarles a buscar la integridad, la moral y la responsabilidad, SI estos se presentan de una manera que ellos pueden entender. Nuestro programa, Aprendiendo a Querer, los atrae y les produce una alegría y entusiasmo grandes al entender como devenir personas grandes. Dr. Knight: ¿Su trabajo pasado con la Iglesia da pie a este aspecto de su vocación? Christine:¡Totalmente! Mi esposo y yo tuvimos el privilegio de trabajar con el CPF bajo el Cardenal Lopez Trujillo desde el 1990 hasta su muerte. Trabajamos intensamente con el sobre La Sexualidad Humana: Verdad y Significado, además de otros temas importantes de la familia, sobre todo durante los 5 años que vivimos en Roma cuando mi esposo era Embajador ante la Santa Sede. También fui nombrada por San Juan Pablo II como uno de los miembros originales de la Pontificia Academia para la Vida, donde se discutía y estudiaba muchos de estos temas. Dr. Knight: ¿Durante este tiempo del Virus, el uso de la tecnología ha sido útil para interactuar con la gente? Si, ha sido una bendición, porque nuestros cursos para Docentes y otro trabajo ha podido continuar sin pausa. Afortunadamente, también, todo nuestro currículo, los 13 bellos textos para Alumnos y los 13 Guias para el Docente están ya en versión Digital Interactiva, tanto en Español como en Ingles. ¡Justo a tiempo para ser de utilidad! Dr. Knight: Las redes sociales que podemos utilizar han sido de ayuda para que las personas tengan un sentido de pertenencia; ¿porque es tan importante para los niños? Los niños necesitan un sentido de pertenencia, casi tanto como necesitan comer. Sin embargo, es muy importante que sepan DONDE pertenecen, con cual grupo antropológico y de fe. Los círculos concéntricos descritos por San Pablo VI son vitales para ellos. El peligro de las redes sociales radica en que fácilmente se pueden sentirse fragmentados a medida que tratan de pertenecer a grupos que no son los vitales de familia, fe y comunidad. Al llegar a la adolescencia naturalmente tienen que poder explorar fuera de su familia, y el cuento contínuo de Aprendiendo a Querer les ayuda a explorar muchas y variadas experiencias y opciones por medio de los personajes del cuento, mientras conservan y fortalecen su propia identidad y convicciones, a medida que aprenden un raciocinio lógico de causa y efecto, y siempre basado sobre la Regla de Oro de “Haz a los demás como quisiera que te hagan”. Dr. Knight: ¿El elearning que está haciéndose en todos los hogares afecta su trabajo? Christine: Claro que si, y afortunadamente estamos preparados para ello con esta versión de nuestros 13 niveles (de las edades de 5 a 18 años) hecho maravillosamente bien por BLinkLearning. También, ya que los alumnos están con sus padres, pueden (y se lo aconsejamos) ver las lecciones y las experiencias con sus hijos. Si los padres quieren actuar como docentes, pueden fácilmente acceder al Guía del Docente y entender la metodología. Estamos ofreciendo estos materiales a todos lo alumnos de los colegios ‘Aprendiendo a Querer’. Dr. Knight: Cuando se termina el virus, tenemos la oportunidad de ser una Iglesia renovada y transformada, llegando a los victimas de la injusticia y económicamente pobres nos dará nuevas energías como Iglesia. ¿Como esto impulsara el trabajo que ustedes están haciendo? Christine: El cambio tan brutal en las vidas de todo el mundo y la cesación de la actividad normal ha ayudado, creo, a muchas personas a pensar en mas profundidad acerca de la vida. Esperamos que este programa, Aprendiendo a Querer, llegara no solo a las clases medias, jóvenes bien catequizados, como guía para las situaciones complicadas de nuestro mundo moderno, pero también, y sobre todo, a los que tienen poco guía desde el hogar y están confundidos por los mensajes de nuestro mundo consumista y super-sexualizado. Hasta ahora, nuestra experiencia es que niños y adolescentes adoran estos textos que son apasionantes, con una lógica clara, pero que no son invasivos, no sermonea. Permiten al alumno leer el cuento, entender las situaciones, considerar las opciones que tienen los personajes e interiorizar como ser la mejor versión de sí mismo. Nuestra pedagogía PIHP lleva los alumnos, semana por semana, a entender (conocer) una faceta de la realidad, interiorizar (aceptar) esta realidad o virtud e identificarse con ello, y los invita a integrarlo en sus acciones de cada día. Este es el lo que Thomas Lickona refiere como Cabeza, Corazón, Mano. Los Objetivos de cada lección de estos textos se siguen de manera secuencial, llevando el alumno a entender su realidad personal, familiar o de comunidad. La pandemia del CVirus es una lección para todos. Tenemos que Entender lo que esta pasando, Aceptar que tenemos que ayudar a que no se propague, y Actuar de acuerdo. Tenemos que seguir las instrucciones, y además buscar soluciones nuevas para ayudar a lo viejos, los pobres o los sintechos. Dr. Knight: ¿Que son algunas esperanzas que tiene para el futuro de la Iglesia? Christine: Mi fe inquebrantable en la perfección de la acción creadora de Dios me lleva a pensar que cuando la sociedad se mete en el tipo de problemas que estamos viendo por todas partes, no solo los pobres olvidados, sino también el quiebre familiar y moral general y mundial, Su Gracia permite que la búsqueda de Su Verdad vuelva a reconstruir el Amor y la Iglesia. Los invito a visitar la pagina de www.aprenderaquerer.org
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